viernes, 29 de septiembre de 2017

“Stoner” de John Williams




Cuando una creación artística se desvincula del tiempo que fue escrita y funciona es que algo se ha hecho bien.

Eso le ha pasado a “Stoner” una novela perdida de un escritor perdido que, sin embargo, unos cincuenta años después de ser escrita se extiende por el boca a boca, por el blog a blog, artículo a artículo. Aquí tenemos una bella historia.

Formalmente Stoner de John Williams es impecable, clásico, muy clásico y con un lenguaje sencillo y muy eficaz, sin alardes. Academicista, nada reformadora.

Un profesor universitario con alma de campesino o un campesino con alma de profesor universitario. Un personaje que crece en el transcurso de la novela desde su etapa adolescente hasta su muerte. El amor al conocimiento, el respeto a la institución universitaria de Misuri, la vida anodina y disciplinaria. El amor, cuando la sociedad te roba el amor, la paternidad, el fracaso. El impacto de la guerra, la muerte cercana y joven. La sociedad, la familia, el papel de la mujer, la mujer esposa tratado sin tapujos, con monstruosa realidad. La soledad, el descubrimiento del amor verdadero, las luchas entre compañeros, los ascensos, la renuncia. 

"Cuando regresó, Edith estaba en la cama con las mantas hasta la barbilla, el rostro boca arriba, los ojos cerrados y el ceño frunciéndole la frente. En silencio, como si estuviera dormida, Stoner se desnudó y se metió en la cama junto a ella. Durante unos momentos permaneció tumbado con su deseo, que se había convertido en algo indefinido y le pertenecía sólo a él.
Habló con Edith, como para encontrar consuelo para lo que sentía. Ella no respondió. Puso su mano sobre ella y sintió bajo la fina tela de su camisón la carne que tanto tiempo había deseado. Movió la mano por su cuerpo, ella no se alteró, su ceño se frunció más. De nuevo habló, murmurando su nombre, después colocó su cuerpo encima de ella, con toda la delicadeza que le permitía su desmaña. Cuando palpó la suavidad de sus zonas íntimas, ella giró la cabeza bruscamente y levantó un brazo para cubrirse los ojos. No emitió sonido alguno."


Sin una novedad formal, clásico como la tortilla de patata, de frase corta y sencilla, un terrible amor a la investigación, al saber. Entonces ¿qué tiene el libro de especial? Sencillez y belleza y un profundo conocimiento del ser humano y de su tiempo.

John Williams fue también, al igual que su personaje, un profesor de la universidad de Misuri, se diría que le tocaba muy de cerca todos estos temas y quiso dejar escrito el valor anodino, nada perdurable de una vida apasionada por los libros, el saber, la docencia y el fracaso. Una vida que pasa y nadie recuerda, una vida que nadie valora ni erige estatuas en su memoria.

En fin, una obra, una vida como la de muchos. No se la pierdan.





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