miércoles, 13 de diciembre de 2017

Jane Austen. La consciencia de pertenecer a un mundo y tener la capacidad de entenderlo, asumirlo y juzgarlo



Jane Austen (1775/1817). Después de transcurridos dos siglos desde la muerte de la autora poco puedo añadir yo a lo ya dicho por infinidad de críticos, estudiosos y escritores, pero me siento en la obligación, digamos moral, de dedicarle este espacio. ¿Y por qué? Por su enorme consciencia del mundo en que vivía, por su constancia y seriedad como escritora a pesar de su aislamiento y de todas las dificultades que tuvo que superar, y sobre todo por el valor de su obra; un trabajo literario excelente.  

He leído Orgullo y Prejuicio con la facilidad de un coetáneo, el lenguaje fluye rabiosamente, Jane Austen cuenta desde la galantería dieciochesca pero pulimentada, racionalizada, bien distribuida en capítulos cortos y cambiantes. Cuando avanza la acción el argumento está haciéndose con naturalidad y eficacia. No se entretiene en adjetivaciones largas, la atmósfera se plasma con brevedad, y es sobre todo en los diálogos donde Jane determina los caracteres y donde se contiene más convulsamente toda la pulsión, explosionando la inteligencia de la autora a través del pensamiento más brillante. Utiliza un lenguaje sin adornos, la descripción en la presentación de personajes es casi simbólica, muy escueta, la importancia de las misivas entre personajes es grande pero las conversaciones son la madre de todo el relato, es a través de ellas que los aspectos psicológicos de cada personaje se plasman y se perciben con claridad.

Orgullo y Prejuicio es su primera gran obra, un viaje de la inteligencia donde gana la virtud al orgullo, la honestidad a cualquier tipo de prejuicio. Un cuento de realidades, un novelón en el corazón de la Inglaterra del XVIII. Los tedioso días de la burguesía rural, sus reuniones interminables, sus paseos por el campo, sus juegos de mesa, sus intrigas y las jóvenes obsesionadas por conseguir el casamiento que las rescate de una vida austera o directamente pobre (aunque para ello tengan que soportar a su lado al hombre más repulsivo del mundo).

Belleza, inteligencia, buen desarrollo de la acción, ironía y en este caso un final feliz.

Voy a resaltar dos momentos fundamentales del libro, se trata de dos conversaciones, la primera es la que tiene la protagonista Elizabeth (Lizzy) con F. Darcy en el capítulo 34 cuando este se le declara y la segunda la que mantiene Lizzy con la condesa lady Catherine de Bourgh, tía de Darcy, en el capítulo 56 cuando va a su casa a pedirle explicaciones sobre su hipotético compromiso. En cada frase de estas dos conversaciones hay una manifestación de carácter y de pensamiento libre, bien formulado que dice hasta aquí llega la diferenciación social, hasta aquí no me vais a humillar. Ambos personajes pertenecientes a la cúspide de la sociedad inglesa salen escaldados tras sus respectivas conversaciones con Lizzy, la protagonista, perteneciente a una burguesía agrícola poco relevante, ambos se ven acallados por sus palabras sensatas, racionales y bien afianzadas en los valores liberales.

Para mí Jane Austen en esta obra es capaz de plantear una rebelión modesta pero bien argumentada: la impermeabilidad de clase y el papel relegado de la mujer. Podría decir que realiza una rebelión de andar por casa basada en la razón, que pone patas arriba la sociedad con muchísima educación y sin perder la compostura.

Sorprende la madurez de la obra realizada por una escritora, mujer, de apenas 22 años, en la Inglaterra georgina de finales del siglo XVIII y que sin salir apenas del condado de Hamshire fuera capaz de traspasar las fronteras inexpugnables del tiempo. 

Jane Austen nos habla a los pobladores del siglo XXI para que sigamos cultivando la razón y la dignidad amenazadas siempre, en cualquier siglo. Un ejemplo de constancia y saber hacer, de genialidad y oficio literario. Atemporalidad ganada a pulso.

jueves, 9 de noviembre de 2017

“El estado natural de las cosas” de Alejandro Morellón






Ha coincidido que yo iba y venía por el libro: “El estado natural de las cosas” de Alejandro Morellón cuando el libro ha sido alzado al mundo del reconocimiento, ha ganado el IV Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, uno de los premios de cuentos más importante en nuestra lengua.

Extraño leerlo antes, leerlo después y que no te salga una llamarada de las manos y resulte que sostienes un libro distinto, más hecho, al que hay que prestar más atención –la cabeza va como quiere- a cada detalle, a cada clavo que se clave en el techo, a las miradas desde lo alto, a los personajes tan… 

El relato que da nombre al libro: El estado natural de las cosas ya es mitología o lo será pronto, y si se lee desde esa creencia se cata con toda su complejidad. Te paseas por sus palabras y crece la unidad de principio a fin: un hombre se cae al techo y tiene que hacer su vida desde allí, tiene que observar a sus seres queridos desde lo alto y al revés, vivir estando a unos metros del mundo, del meollo, de las preocupaciones de los seres gravitatorios. La calma, el ostracismo se hacen insoportables. Es Kafka el que traga saliva desde las alturas, trasunto de su trapecista genial, aquel que estaba más a gusto en su trapecio que entre los hombres, aquel que una de las veces que bajó su agente notó en su rostro que había envejecido. Este nuevo personaje de Kafka/ Morellón es tan punzante y va tan de disimulo que ya me explico yo que haya pasado desapercibido, que lo hayamos leído sin leerlo, que se le haya transparentado el papel a todos los editores, jurados, amigos y enemigos dispuestos a acercarse a él.
A este relato, el más largo del libro, lo acompañan otros igual de transparentes; la realidad se matiza, se le da la vuelta, se diviniza. 

El relato que abre el libro: Elogio del huracán comienza así: “Siempre he disfrutado de la violencia de lo cotidiano: por ejemplo, la de un vaso que se rompe en la oscuridad (…)” y entonces la violencia de lo pequeño, de lo doméstico se vuelve abismal, lo recorre todo y tú lo ves y parece que no lo estás viendo.

Reprimir el gesto exterminador, aquí una mujer se ríe estruendosamente y tapa con su risa todo el horror del mundo y los vecinos quieren ¡por dios! que deje de reírse.

Intervención nº 3. Un hombre vende su mano izquierda, es viudo, su mujer no le hubiera dejado hacerlo.
Y más historias “fragile”, hasta un total de siete para sorprendernos.  

"El estado natural de las cosas " es una compilación de cuentos desbordados de matices, alejados de la naturalidad, de lo esperado, que encuentran todo el sentido en la comprensión del lector. Pero hay que leerlo bien, tratando de atraparlo, de atar las historias fuertemente para que no resbalen.

Gracias Alejandro.


viernes, 20 de octubre de 2017

Aixa de la Cruz escribe y los héroes tiemblan: “La línea del frente”



Hay una generación de escritor@s que claman por ser escuchados, por reivindicar sus obras artísticas aunque el statu quo literario oficial les escuche muy sordamente. Al final no quedará otra que enterarse de que están aquí trabajando mucho y bien.

Aixa de la Cruz (1988) ha escrito: “La línea del frente”, una novela generacional y multiforme que cuenta la huida hacia el pasado de una mujer, Sofía, vasca, que deja su vida, su buena vida en Barcelona para encerrarse a escribir una tesis doctoral sobre un escritor etarra, Mikel Areilza, en un piso de su familia en Laredo, Cantabria, junto al mar. Pero realmente busca el acercamiento con su novio de adolescencia, Jokin que cumple condena en la cárcel de El Dueso por herir a un agente en una manifestación.

Con él vendrá su reflexión sobre el pasado, sus recuerdos, las lagunas de esos recuerdos, en un País Vasco de principios del siglo XXI muy convulso. La escuela vasca, las ideas que volaban por el ambiente, el crecimiento de la niña en un entorno familiar impostado para salvaguardarla del conflicto. Ahora la consciencia de la pertenencia se le revela como una carga por su inacción y esto es doloroso.

El dibujo del personaje de Sofía es contundente, palpable; su aspecto, sus miedos, sus deseos, sus fobias, su intelecto, lo sabemos o creemos saberlo todo de ella, en cada frase Sofía piensa para nosotros. Creo que es uno de los éxitos de esta novela.

Formalmente el libro es un encaje de bolillos delicioso. Hay capítulos con un lenguaje descriptivo en primera persona que a ratos se vuelve esquizofrénico, analiza el contexto, maquina, investiga  lo cotidiano, crea universos paralelos. Otros capítulos son partes dialogadas a modo teatral, novela teatral que abarca las pocas conversaciones que hay en el libro, especialmente con Jokin. Son capítulos muy efectivos y aligeran el peso del libro. Finalmente hay otra serie de capítulos muy interesantes que se presentan como un diario de un dramaturgo argentino (Cozarowski), fuente que utiliza para su tesis doctoral donde aparecen anotaciones sobre Areilza y su biodrama en un perfecto argentino. Aquí la escritura de Aixa camina entre la reflexión, la confesión, la erudición y la desesperanza. 

Dice Aixa en una de sus muchas reflexiones que “la literatura imita a la vida, pero despojándola del caos". "La vida está llena de cabos sueltos, pero en la ficción sólo encajan las piezas que confluyen hacia un final necesario, inevitable”. Sin embargo es este final necesario el que me plantea alguna duda pues la consistencia de los personajes/heroes se vuelve un poco máscara. Jokin es una máscara de él mismo o ha sido máscara de él mismo en algún momento.

En La línea del frente se destapan las falacias, se tumban las creencias y hay un despertar horrendo, un caerse del caballo. Sofía lo logra con una revolución interna pero parece no darle demasiada importancia, simplemente cierra el candado de su casa.

Los héroes necesitan un relato humano. Aixa los fulmina:

“Los héroes tienen mácula. Yo agujeros negros”.

Leedla en Salto de página.





viernes, 29 de septiembre de 2017

“Stoner” de John Williams




Cuando una creación artística se desvincula del tiempo que fue escrita y funciona es que algo se ha hecho bien.

Eso le ha pasado a “Stoner” una novela perdida de un escritor perdido que, sin embargo, unos cincuenta años después de ser escrita se extiende por el boca a boca, por el blog a blog, artículo a artículo. Aquí tenemos una bella historia.

Formalmente Stoner de John Williams es impecable, clásico, muy clásico y con un lenguaje sencillo y muy eficaz, sin alardes. Academicista, nada reformadora.

Un profesor universitario con alma de campesino o un campesino con alma de profesor universitario. Un personaje que crece en el transcurso de la novela desde su etapa adolescente hasta su muerte. El amor al conocimiento, el respeto a la institución universitaria de Misuri, la vida anodina y disciplinaria. El amor, cuando la sociedad te roba el amor, la paternidad, el fracaso. El impacto de la guerra, la muerte cercana y joven. La sociedad, la familia, el papel de la mujer, la mujer esposa tratado sin tapujos, con monstruosa realidad. La soledad, el descubrimiento del amor verdadero, las luchas entre compañeros, los ascensos, la renuncia. 

"Cuando regresó, Edith estaba en la cama con las mantas hasta la barbilla, el rostro boca arriba, los ojos cerrados y el ceño frunciéndole la frente. En silencio, como si estuviera dormida, Stoner se desnudó y se metió en la cama junto a ella. Durante unos momentos permaneció tumbado con su deseo, que se había convertido en algo indefinido y le pertenecía sólo a él.
Habló con Edith, como para encontrar consuelo para lo que sentía. Ella no respondió. Puso su mano sobre ella y sintió bajo la fina tela de su camisón la carne que tanto tiempo había deseado. Movió la mano por su cuerpo, ella no se alteró, su ceño se frunció más. De nuevo habló, murmurando su nombre, después colocó su cuerpo encima de ella, con toda la delicadeza que le permitía su desmaña. Cuando palpó la suavidad de sus zonas íntimas, ella giró la cabeza bruscamente y levantó un brazo para cubrirse los ojos. No emitió sonido alguno."


Sin una novedad formal, clásico como la tortilla de patata, de frase corta y sencilla, un terrible amor a la investigación, al saber. Entonces ¿qué tiene el libro de especial? Sencillez y belleza y un profundo conocimiento del ser humano y de su tiempo.

John Williams fue también, al igual que su personaje, un profesor de la universidad de Misuri, se diría que le tocaba muy de cerca todos estos temas y quiso dejar escrito el valor anodino, nada perdurable de una vida apasionada por los libros, el saber, la docencia y el fracaso. Una vida que pasa y nadie recuerda, una vida que nadie valora ni erige estatuas en su memoria.

En fin, una obra, una vida como la de muchos. No se la pierdan.





miércoles, 19 de julio de 2017

Rendición de Ray Loriga



 “¡Ríndase!, me dijeron todos esos hombres juntos, y he de reconocer que en cuanto vi sus puños me faltó el valor y me rendí. Me arrodillé y bajé los brazos, y fue entonces cuando cayeron sobre mí.”

La última novela de Ray Loriga peca de sencillez ¡Bendito pecado! A veces buscando la complicación encontramos también la estupidez más absoluta.
Un narrador sin nombre, de sentencia clara y contundente que nos cuenta su historia en primera persona, con una voz que recuerda al buen Cela, a un Pascual Duarte menos sanguino, más domesticado.

Sin darte cuenta vas recibiendo golpes suaves y tremendos con la lectura de este libro. Un hombre que vive junto a su mujer y ambos cuidan de un niño que no es su hijo, una familia tristemente plena en medio de una guerra que les va quitando todo. Un mundo en guerra  y autoritario donde no aparece directamente la guerra, donde sobra quien disiente; Una distopía sin alardes.

Finalmente una ciudad transparente bajo una cúpula donde siempre es de día, un diseño genial y monstruoso de nuestros tiempos impolutos; Tras un proceso de cristalización los seres humanos pierden su olor y quizá algo más de su naturaleza. Todo transparente, por las paredes vemos tuberías transparentes, mierda inodora, al vecino, a la familia desde el ascensor. Hemos perdido también nuestro instinto, ya no nos revolvemos si nos azuzan, si nos vejan, si nos golpean.

J.G. Ballard, Saramago, Cela, siempre Kafka. El jurado del premio Alfaguara que le ha otorgado el premio por mayoría dijo, entre otras cosas, que era una parábola de nuestras sociedades expuestas a la mirada y al juicio de todos.

“Según te ibas familiarizando con cada asunto, ya fuera el trabajo o lo que pasaba en casa, no podías oponer resistencia alguna, pues en cada detalle encontrabas a tu pesar mil motivos para la tranquilidad más profunda y todo funcionaba siempre a las mil maravillas. Y si había que pasarse el día trasladando mierda lo hacías encantado, y si había que soportar cada noche la visita de un joven apuesto que le tiraba los tejos a tu señora mientras mareaba a tu chiquillo, pues con patatas te lo comías y no pedías otra ración de milagro, (…)”

Una metáfora portentosa de un mundo donde ya la felicidad constante ha sustituido a cualquier consciencia de manipulación. Rendición es mucho más que un título, una pelota de goma en la cara, un gargajo sobre la cabeza y una retirada de libro, ni honrosa ni cobarde.

“Y eso es algo que en la ciudad transparente existe como en ningún otro lugar que yo haya conocido, la claridad. Y de la claridad se puede tener buena o mala opinión pero es evidente que cuando es tan excesiva y se convierte en la única condición, engulle todos los secretos, todos los misterios y todos los deseos. Y de tanto verlo todo ya no quiere uno prestarle atención a nada.”

Me ha gustado. 
Ray Loriga se reinventa.

lunes, 26 de junio de 2017

“Terroristas Modernos” de Cristina Morales




Cristina Morales es una escritora de prosa enérgica, lengua ágil y sin pelos.

Gracias a ella estos días he estado envuelta en una conspiración ocurrida en 1816, la llamada -la conspiración del triángulo- contra el absolutismo de Fernando VII. El objetivo de los conspiradores era obligar al monarca a firmar la Constitución depuesta de 1812 e implantar definitivamente el recién estrenado Estado Liberal. 

“Terroristas Modernos” editorial Candaya.

Según dicta la contraportada del libro el primer acusado en la Historia de terrorista fue el neonato Estado liberal francés, la primera democracia moderna de Europa. A partir de aquí Cristina investiga y escribe sobre el principio de autoridad, cómo los súbditos o ciudadanos lo asumen o lo niegan, lo apoyan o luchan contra él.

La autora se enfrenta al relato de la España de pandereta y disparate que tan bien dibujó Luís García Berlanga con su cine. 400 páginas de conspiración: Excombatientes degradados, capitanes, comandantes, tenientes, soldados, poetas, mendigos, monja consoladora, sastras salerosas, vírgenes con mantos, mulas que aparecen donde no deben estar, nombres históricos escribiendo y recibiendo cartas, gente con convicciones, gente con hambre... Se cantan letras de canciones modernas, se declaman poemas de entonces que bien podían ser de hoy, jueces actuales juzgan esta conspiración del XIX, se recita como en una clase de Historia el artículo 2 de la Constitución de Cádiz: “La nación española es libre e independiente y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia o persona” y el 339: “”Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles con proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno”,

Interesante el lenguaje desenfadado, las frases creciendo, mezclándose, sin pausa, sin final, el lenguaje coloquial, dominio del tono administrativo y una grandísima investigación detrás.

Siete capítulos conforman el libro y son epígrafes de un tomo de historia donde se describe, se piensa, se habla, se conspira, se baila, toman, se pelean, duermen la mona, y finalmente son capturados.

“Conspirar y montar un fiestón son la misma cosa: Financiación de la conspiración”. Monta la autora un baile de precarnaval en el malogrado teatro de los Caños del Peral como preludio del golpe final, allí se desarrollan amoríos, rencores, intrigas, negocios, tentativa de asesinato... por él pasearán todo tipo de personajes, incluso alguno no invitado y donde el vino, el opio y el rape pondrán la nota de desinhibición, extravagancia y furor patrio.

Una de las protagonistas es una mujer Granadina, Catalina Castillejos, que, accidentalmente, pasa los pocos días en los que transcurre el libro en Madrid y vuelve a casa tras haber vivido una aventura, una pesadilla, haber sentido miedo, amargura, ninguneo, rabiosa alegría... en definitiva está de vuelta tras vivir el desmadre y la vitalidad del Madrid conspirativo de febrero de 1816 pero que bien podría ser la vuelta a provincia de una millennial perdida en un Madrid reivindicativo o simplemente de fiesta cien años después, con su aprendizaje, sus dudas y su resultante dolor de cabeza.

La impresión que tengo después de leer este libro es que Cristina hace lo que se propone, que su lenguaje es muy vivo y su técnica muy depurada, que sus ideas juzgan y son juzgadas y sus palabras vuelan hasta los márgenes, se superponen, crecen en otros idiomas pero que es uno solo, el lenguaje de su literatura.


Esperemos su próxima salida de madre. 

jueves, 18 de mayo de 2017

La noche de Europa. La noche de los tiempos. Dionisio Cañas



“La noche de Europa” de Dionisio Cañas es un grito a lo Edvard Munch, un grito expulsado de adentro a afuera, un grito que recorre la realidad de un continente y la intimidad del yo. Es el resultado de todas las preguntas y pasiones. El escritor siente que escribe y es otro -una ráfaga de conciencia ajena- el que finalmente dicta.

En 2016 Dionisio se dio cuenta de que para acabar este largo poema tenía que viajar allí donde se concentraban los mayores dramas humanos y los más mediáticos del momento, donde la belleza de una isla mítica por la poesía convive con el desastre y la solidaridad, la injusticia y la vida: La isla de Lesbos.

Y así fue como realizó un viaje a Lesbos en plena crisis de los refugiados. El autor se embarca para ser testigo físico de lo que ocurre, interrelacionándose con las personas que encuentra allí, con el fin de comprender la situación y comprenderlos a ellos. Para esto realiza varios talleres de su poema visual El gran poema de nadie .

“La noche de Europa” es un poema conversación que transgrede la ley del tiempo físico, es un diálogo con María Zambrano; Dionisio y María, “La agonía de Europa” versus “La noche de Europa”, 1945 - 2016, Ensayo y Poesía:

“En Europa es la noche oscura de lo humano ___porque están todos muertos. ___ No lo he dicho con claridad: M U E R T O S. ___ Todos muertos, muertos de la muerte más atroz: ___ el invierno del corazón. ___Están todos muertos, con los ojos congelados. ___Quizás alguien no me ha entendido: ___ muertos, muy muertos, absolutamente muertos, ___ demasiado muertos, muertos, muertos, muertos… ___Están muertos los corazones europeos que miran para otro lado ___ cuando le hablan de refugiados. __ Están todos muertos, ___ los políticos europeos cuando rescatan bancos ___ en lugar de rescatar a los ciudadanos.___ Están muertos los enamorados de la “pureza de la raza” ___ que se sienten amenazados. ___ Muertos, están todos muertos. ___Quizás no te lo he dicho bastante claro, María Zambrano, ___ pero es ahora cuando estamos de nuevo ___ viviendo la noche oscura de lo humano, ___ es ahora cuando te busco y te llamo ___ para decirte que estamos todos muertos.”

Otros nombres que acompañan a Dionisio Cañas en su poema son: Paul Valery, Dámaso Alonso, Edith Piaf, Federico García Lorca…

“Cenando hemos hablado de aquellos ___que se ahogan en el mar Egeo.___ “Cementerio marino” –dijiste en francés--, ___”Hijos de la ira” –te dije en español. Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (…)

Me ha gustado mucho la estructura del libro; la piel del libro, sus vísceras, cómo Dionisio gestiona el dualismo arte/vida, ficción/realidad, cómo nos muestra a bocajarro un impulso poético: “La noche de Europa” y después la realidad con una escritura de diario: “Cuaderno de Lesbos”, y así continúa alternando poesía: "La noche del mundo" con reflexión: "La Traición de Europa", arte: "La noche de los tiempos" y vida reflexiva y filosófica: “Maldita sea, la poesía me ha hecho un desgraciado” y aquí me paro para que hable él:

“llega un momento en el que hay que dejar de buscar la poesía porque no la encontrarás sino negándola, dejando de escribir. Entonces, cuando ya la poesía en ti ha muerto, empiezas a percibir que ésta está viva en casi todo lo que te rodea. Desde un crepúsculo hasta el vuelo de la última mosca del verano (…)”

El libro está editado bellamente por Amargord ediciones y posee muchas más sorpresas de las que yo he citado aquí, merece mucho la pena.


…Y ojala la poesía que Dionisio NO escriba se pasee por su casa, salga a la calle, remolinee por las aceras, se introduzca en las casas y en los bloques de pisos de sus vecinos, de los míos y contagie las nubes y otros universos y podamos decir que sí, que este es el camino, el arte verdadero, sin ejercicios de estilo, ni trucos, ni nada…



sábado, 29 de abril de 2017

Roberto Bolaño "Amuleto" El machito latinoamericano





Lo mejor es comenzar con la música de fondo que nos propuso Roberto Bolaño en este libro: 
"La miro: el gatito negro está entre sus brazos y Remedios Varo le dice: bonic, on eres?, bonic, feia hores que et buscava.
¿Quieres escuchar un poco de música?
¿Me lo dice a mí o se lo dice al gatito? Supongo que a mí, porque al gatito le habla en catalán, aunque a simple vista cualquiera se puede dar cuenta de que se trata de un gato mexicano, un gato mexicano callejero con una estirpe de por lo menos trescientos años, aunque ahora que la luna se traslada, con pasitos de gata, de una baldosa a otra del lavabo de mujeres, me pregunto si en México, antes de que llegaran los españoles, había gatos, y me respondo a mí misma, desapasionadamente, objetivamente, incluso con un deje de indiferencia, que no, no había gatos, los gatos llegaron con la segunda o la tercera oleada. Y entonces, con voz de sonámbula porque estoy pensando en los gatos sonámbulos de México, le digo que sí y Remedios Varo se acerca al tocadiscos, un tocadiscos viejo, cosa que no tiene nada de raro pues estamos en el increíble año de 1962 y todas las cosas son viejas, ¡todas las cosas se llevan una mano a la boca como yo para ahogar un grito de asombro o una confidencia inoportuna!, y pone un disco, y me dice: es el concertino en la menor de Salvador Bacarisse, y yo escucho por primer vez a ese músico español y me pongo a llorar, otra vez, mientras la luna salta de una baldosa a otra, en cámara lenta, como si esta película la dirigiera yo y no la naturaleza".

Amuleto es un librito de unas 150 páginas que Roberto Bolaño escribió entre sus dos grandes colosos: Los detectives salvajes y 2666. En él roba algunos de los personajes de los detectives para desarrollarlos de forma distinta. La protagonista, Auxilio Lacouture, una uruguaya apasionada por la poesía, había viajado a México sobre el año 1965 para ofrecerse como chacha a dos poetas españoles emigrados, León Felipe y Pedro Garfias, y también para vivir las noches de México D.F junto a los jóvenes poetas mexicanos, de café en café, de tertulia en tertulia. Auxilio se convirtió en la madre de todos ellos, era la madre de todos los jóvenes poetas iberoamericanos.

El acontecimiento que comparten ambos libros (Los detectives salvajes y Amuleto) es la recreación de un hecho histórico que sucedió en septiembre de 1968, la violación de la autonomía de la Universidad Autónoma de Ciudad de México, entrando los militares en el campus de la Facultad de Filosofía y Letras. Bolaño inventa un personaje, Auxilio Lacouture, quien se queda en uno de los lavabos de chicas de la facultad leyendo un libro de poemas de Pedro Garfias. Se aisló del ruido y permaneció así, “sentada en el wáter y con las polleras arremangadas”, sin enterarse de nada hasta que ya era mejor no moverse. Pasó así muchos días. El libro Amuleto sucede en este período de tiempo, Auxilio utiliza su memoria pasada, futura y su imaginación para contarnos un libro delicioso: “Y no sé cuánto tiempo pasó, si mucho o si poco, porque yo tenía los sentidos enganchados con alfileres en el espacio y no en el tiempo”.

Dentro de las características de estilo del libro voy a resaltar estas cuatro:
Coquetea con el realismo mágico. Bolaño juega constantemente con la realidad y el tiempo, viene y va del pasado al futuro, de lo imaginado a lo real, son constantes del libro que lejos de encasillarlo lo refuerzan. Recuerda la fuerza evocativa que consigue su admirado Antonio Di Benedetto en su novela Zama y matices del estilo de Juan Rulfo, aunque mantenga su estilo ecléctico.

Se adelanta al boom de la auto-ficción. El machito latinoamericano Arturo Belano que es un personaje principal en Los detectives salvajes y que representa al propio Bolaño, reaparece aquí desde la primera página en pinceladas escuetas pero clarificadoras, lo cuenta todo Auxilio en primera persona, habla de su inmadurez al principio de conocerlo, de su familia, de su viaje iniciático por diversos países de Iberoamérica hasta llegar a Chile cuando el golpe de Pinochet, cuenta someramente que estuvo detenido y habla de su vuelta a México muy cambiado y más maduro. Arturo Belano es un personaje secundario pero fundamental en esta novela, nos muestra brochazos sutiles que nos hacen imaginar al Bolaño adolescente frágil y a la vez viril que sobrevive por su inteligencia.

Sorprende en este libro la importancia -mucha mayor importancia que en ningún otro libro del autor- de los personajes femeninos. Trata con cuidadísima sensibilidad a su protagonista y narradora Auxilio Laconture, también a la pintora catalana Remedios Varo, de quien deja un retrato de mujer elegante, sobria y casi fantasmal dada la imposibilidad temporal de ser real el encuentro con Auxilio. De igual forma aparece la poeta uruguaya Lilian Serpas, casi anciana, vendiendo los dibujos de su hijo. Realiza también un somero retrato de su propia madre.

Metaliteratura. La literatura de Roberto Bolaño es siempre análisis de la literatura, siempre aparecen críticas, alabanzas, invenciones sobre sus autores favoritos o sobre los que no son tan favoritos, es una de las características más destacadas de su escritura, convirtiéndose sus grandes libros en un saco sin fondo de nombres y autores, especialmente poetas. En este libro aparece, como no podía ser de otra manera, la literatura de la literatura, hay homenajes claros a personalidades del mundo de las artes, especialmente las ya mencionadas pero en ningún caso su aparición es larga y tediosa sino amena y productiva.

También quería resaltar que Bolaño como le ocurre a Cervantes, Marcel Proust, James Joyce, F. Dostoievski y muchos célebres autores, llenó hojas y hojas pasionales, inteligentes, cargadas de poesía, de balas, de golpes, de nombres, pero que a veces el lector tiene que levantarse y dejar el libro, despejarse un poco, comerse un cacahuete o todo un campo de higos antes de volver a cogerlo otra vez. Eso aquí no pasa, la palabra fluye por el tiempo, el recuerdo y la imaginación a buen ritmo y las dimensiones de la novela permiten cómodamente pasearla de principio a fin.

Amuleto es el canto de los jóvenes poetas latinoamericanos sacrificados y su protagonista es la voz que lo vio todo, que lo vivió todo y que lo guarda para que no muera.



Remedios Varo                                                                                                   

viernes, 7 de abril de 2017

Primo Levi “Esto es un hombre”





He pasado las últimas semanas leyendo a Primo Levi, testigo directo de Auschwitz en 1944. El libro: “Se questo è un uomo” en su título original en italiano, fue escrito en los años posteriores a su liberación. Levi nos cuenta las peripecias, los desastres que pasó desde que lo detuvieron como partisano en Italia, su posterior viaje a Polonia en los míticos trenes de ganado, cerrados, cientos de hombres, mujeres y niños, sin luz, sin ventilación y su encierro en un centro de trabajo adscrito a Auschwitz hasta su liberación; el milagro de estar vivo. 

Cuenta todo desde su experiencia, como ante una radiografía, su escritura es una misión y el resultado es valiosísimo. Nos relata todo sin revanchismo y con mucha inteligencia por lo que me es imposible no admirarlo. El libro es a la vez un tratado sobre la vida en el campo de trabajo y una joya literaria.

Nosotros que nunca hemos perdido la dignidad en tal extremo, que nunca hemos visto lo horrendo, que carecemos de la experiencia de ser una cosa que puede trabajar, una inmundicia que hace lo que sea por un trozo de pan, por raspar una escudilla, por sorber un poco más de sopa, por un trago de agua que no mate, nosotros tenemos que leerlo y detectar cualquier movimiento que lleve a que un solo hombre (mujer o niño) se encuentre en circunstancias similares.


El libro es impecable y su objetivo contar lo sucedido, aquello difícil de creer, de imaginar por quienes estaban fuera, contarlo desde la reflexión, sin emoción y sin odio; La descripción del lager (campo de concentración), la división de los internos por categorías, la pugna por algún privilegio, cómo la moneda en circulación era una ración o media o un cuarto de ración de pan, cómo el mercado florece con las pocas posesiones que se podían tener (una cuchara, lo que quedaba de una camiseta raída, algo de jabón, un botón…), la disciplina férrea y absurda más humillante aún por no tener lógica alguna; hombres de pie, desnudos, obligados a permanecer así, durante horas para nada, por sometimiento, sin razones.

Leedlo si no lo habéis leído, muchas preguntas os vendrán, mucha rabia, incluso miedo ¿Hasta qué punto no somos nosotros cómplices de situaciones donde el ser humano pierde su libertad y su derechos? ¿Cómo hombres como Heidegger pudieron apoyar el nazismo? ¿Cómo todo un pueblo puede acoger tal delirio? Un sinfín de preguntas con desagradables respuestas.

Os dejo con Primo Levi a su regreso a Turín, un muchacho de apenas 27 años haciendo un esfuerzo supremo por recordar para que nosotros podamos conocerlo todo. Aquí algunos fragmentos:

“Me muerdo los labios profundamente: sabemos bien que el ocasionarse un pequeño dolor sirve de estimulante para poner en movimiento las últimas reservas de energía. También lo saben los Kapos: algunos nos golpean por pura bestialidad y violencia, pero hay otros que nos golpean cuando estamos ya bajo la carga, casi amorosamente, acompañando los golpes con palabras de exhortación y de ánimo, como hacen los carreteros con los buenos caballos”.

“Como ya hemos dicho en otra parte, el reglamento del campo prescribe que todas las mañana los zapatos se embetunen y se les saque brillo, y cada Blockältester (=jefe del barracón, normalmente judío) es responsable ante los SS de la obediencia a esta disposición por parte de todos los hombres de su barracón. Se podría, pues, pensar que cada barracón disfruta de una asignación periódica de betún para los zapatos, pero no es así: el mecanismo es otro. Es necesario anticipar que cada barracón recibe, por las tardes, una asignación de potaje que es un poco mayor que la suma de las raciones reglamentarias; el exceso es repartido según el arbitrio del Blockältester, el cual se procura, en primer lugar, las atenciones para sus amigos y protegidos, en segundo, las compensaciones debidas a los barrenderos, a los guardias nocturnos, a los inspectores de piojos y a todos los demás funcionarios prominentes de la barraca. Lo que todavía queda (y todo Blockältester astuto hace que siempre sobre), sirve precisamente para las compras.”

“Además, los enfermeros obtienen grandes ganancias del tráfico de cucharas. El Lager no provee de cuchara a los recién llegados, aunque el potaje semilíquido no pueda ser consumido de otra manera. Las cucharas se fabrican en la Buna, a escondidas y en los ratos libres, por los Häftlinge que trabajan como especialistas en los Kommandos de herreros y hojalateros; se trata de bastas y pesadas herramientas, hechas con chapas trabajadas a martillazos, frecuentemente con el mango afilado, de modo que sirva al mismo tiempo de cuchillo para cortar el pan. Los mismos fabricantes las venden directamente a los recién llegados; una cuchara sencilla vale media ración, una cuchara-cuchillo tres cuartos de ración de pan. Ahora bien, es ley que en el Ka-Be (barraca-hospital) se pueda entrar con la cuchara, pero no salir con ella. A los curados, en el acto de darlos de alta y antes de vestirlos, la cuchara les es confiscada por los enfermeros, que la envían en venta a la Bolsa(…)”

Enciérrense tras la alambrada de púas a millares de individuos diferentes en edades, estado, origen, lengua, cultura y costumbres, y sean sometidos aquí a un régimen de vida constante, controlable, idéntico para todos y por debajo de todas las necesidades: es cuanto de más riguroso habría podido organizar un estudioso para establecer qué es esencial y qué es accesorio en el comportamiento del animal-hombre frente a la lucha por la vida. 
No creo en la más obvia y fácil deducción: que el hombre es fundamentalmente brutal, egoísta y estúpido tal y como se comporta cuando toda superestructura civil es eliminada, y que el Haftling no es más que el hombre sin inhibiciones. Pienso más bien que, en cuanto a esto, tan sólo se puede concluir que, frente a la necesidad y el malestar físico oprimente, muchas costumbres e instintos sociales son reducidos al silencio.”

“(...)Hay que desconfiar, pues, de quien trata de convencernos con argumentos distintos de la razón, es decir de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad”.



lunes, 13 de marzo de 2017

“Mierda bonita” de Pablo Gisbert y Cía.






Me he leído el libro “Mierda bonita” de Pablo Gisbert y me ha conmocionado bastante, aún estoy perjudicada, bajo su influjo.

Es un libro que recopila todos los escritos, los textos para las obras de El Conde de Torrefiel. El Conde de Torrefiel es una compañía de teatro creada en 2010 por Tanya Beyeler  y Pablo Gisbert y que hoy tiene una gran proyección nacional e internacional. Pablo Gisbert es un Dramaturgo del siglo XXI, un palpador de realidades, un catador de la vida en multitud de posiciones.

Este libro es inflamable y hace arder a los incautos como yo que intentan apropiárselo.

Las peculiaridades del libro: Falta de retórica, gramaticalmente básico, la Información que maneja la proyecta directa, despliega una visión panorámica de las historias que nacen y se rematan en pocas frases, se suceden con sencillez pero calando, te pringan de una manera tonta y dolorosa, así como cuando te das cuenta de una verdad desagradable que no has visto hasta ese momento. Bien documentado, efectista, claro, perturbador y plagado de ideas sociofilosóficas, políticas, sexuales, ideas novísimas, siglo veintiuno año 2015 en adelante, lanzadas así, como si el autor tirase con intención una pequeña piedra a un pantano enorme.

La sensación es de muy vivo, de muy verdad.

Un ejemplo:   FLORENCIA (de la obra: "La posibilidad que desaparece")

“Blixa Bargeld, el cantante de Einsgürzende. Neubauten, está con un amigo en una cafetería de Piazza della Signoria. Después de un par de horas de conversación agradable con su amigo, Blixa Bargeld dice: “La verdad ya no es interesante, veo una catástrofe, una matanza o un abuso, todo en el mismo día, y me provoca que nada tenga la importancia que necesita. Pienso que dos verdades dichas, una detrás de otra se autoanulan y desaparecen. No deberíamos saber tanto del mundo. La sobreinformación nos paraliza, y lo que es más curioso, nos engancha. Yo he hecho cientos de conciertos, he conocido a miles de personas, he estado en cientos de ciudades y he visto que, para desplazar el miedo que provoca haber descubierto que la verdad no es tan interesante, todo se ha convertido en una fiesta constante. Se ovaciona lo pequeño. Se conmemora lo trivial. Se brinda hasta con uno mismo. Se celebra la misma idea de celebrar. Se han alcanzado todas las verdades y ha sido insuficiente (…)”

La editorial que se ha atrevido con esta joya es La uña rota y define extraordinariamente el libro en su página, yo compré el libro por esto: 

http://www.larota.es/cat%C3%A1logo/libros-robados/mierda-bonita-0

Si deseas saber más sobre la compañía que lleva a término estos textos, un vídeo aquí: 
http://www.rtve.es/alacarta/videos/atencion-obras/atencion-obras-conde-torrefiel/2187049/

Yo por mi parte sigo con mi conmoción particular, a ver si me recupero o qué.





viernes, 24 de febrero de 2017

“Manual de jardinería (para gente sin jardín)” de Daniel Monedero





Un trueque secreto para desordenar el mundo.

La literatura del siglo XXI busca su forma de estar en el mundo sin ser derrumbada, sin convertirse en una burda copia del pasado. Daniel Monedero capitanea su propia batalla para tratar de conseguirlo.

En “Manual de jardinería (para gente sin jardín)” su primer libro de relatos, perfila el camino dando manotazos al aire de la expresión, utiliza la experimentación onírica dentro de un realismo con imágenes surrealistas y gusta del juego estético y del lirismo como marcas de estilo:

En esa época lo poníamos todo perdido de cervezas y apodos.

Sus referentes literarios parecen partir de la estela brillante de Eloy Tizón y beben de Samuel Beckett, Clarice Lispector, Joseph Kafka y de la mejor poesía de todas las épocas.

El libro consta de diez relatos o historias como diez experimentaciones distintas, no existe una unidad de estilo ni de voz, Daniel sorprende en cada intento con nuevas propuestas sugerentes.

La vida ya no tiene nada que matar en mí. Llega tarde a este cuerpo.

Comienza el libro con una breve pero contundente y dinámica historia de amor “Universos paralelos” donde se pasa de manera mágica y poética del milagro del amor a la rutina y al fracaso. 

En “Manual de jardinería”, el cuento que le da el título al libro, para mí el mejor y el más sorprendente de todos, Ray, un adolescente negro del barrio de Queens en Nueva York, descubre que en realidad es la poeta polaca y Premio Nobel  Wislawa Szymborska:

¿Qué tienen esos poemas que han sido capaces de derribar a un muchacho de más de cien kilos? Ray ha sentido, y eso es lo que le ha tumbado, que esos versos que acaba de encontrar ya estaban dentro de él antes de leerlos (…)

Además un viaje a Roma muy cómico en “Non finito”: 

De pronto entrábamos en un museo y todos parecíamos más listos.


Un relato kafkiano en “Sumamente azul”, un fin de año en una habitación de hotel con un suelo verde extraterrestre en “Sylvia & Ted”, un relato adolescente en “Último verano en Seattle” y mucho más; Un hombre al que se le cae un pájaro muerto en la cabeza mientras declara su amor a una florista, una jirafa con una pancarta en una manifestación…


A menor capacidad pulmonar, mayor número de interrogaciones. Bah, la filosofía es una aventura para hombres cansados.

Una buena opción de lectura. Editado por Relee (Red Libre Ediciones). Mayo, 2016.



martes, 31 de enero de 2017

Ricardo Piglia: La garra nacida en la mano



  
El hombre Ricardo Emilio Piglia Renzi nos ha dejado recientemente pero no el escritor Ricardo Piglia ni su protagonista autoficcionado Emilio Renzi. Mucho tendrá que sudar la historia de la literatura para darlo por zanjado, para olvidar sus aportaciones o asumirlas como hechos consumados; la forma y el estudio literario tras él ya son otra cosa.

Aquí quedan sus novelas, sus cuentos, sus cuentos-ensayos-novelas-conclusiones.

La obra de Ricardo Piglia es la síntesis de toda una vida dedicada a la indagación literaria y a la prueba y error para avanzar, con el propósito real y honesto de conocer el material con el que están hechos los mejores relatos, las mejores obras literarias y a partir del conocimiento hacer una obra propia y significativa.

En su libro “Formas Breves” la ficción y la investigación ensayística conviven con naturalidad, misteriosamente, casi místicamente, utilizando un lenguaje muy pulido donde no sobra ni una palabra y la claridad de la prosa se hermana con la perfección conceptual; las ideas se exponen con claridad, los ejemplos de cuentos y anécdotas que utiliza de otros son nítidos, útiles y brillantes: Kafka, Chejov, Hemingway y Borges, sobre todos Borges. Nabokov, Manuel Puig, Roberto Arlt, James Joyce, Marcelino Fernández.

Estás leyendo las palabras, las razones, la literatura de Piglia y sientes lo barridas que están las frases, sientes el ritmo, la lógica, la belleza. Yo no puedo poner aquí un ejemplo o dos, bueno, sí puedo pero sería desvirtuar el significado de este libro, acotar su conocimiento, su grandeza, insto a ir o a volver (para quien ya haya ido) al texto, a cualquier capítulo del libro y ver cómo crece con el tiempo, lo útil que es su lectura, tragar un poco, lo que se pueda, del saber de Piglia. Quizá uno de los mejores talleres literarios que pueda existir sea sentarse en una silla y desplegar el libro, subrayarlo y buscar los relatos de los que habla, leerlos o escucharlos (recomendable cualquier relato de Borges en youtube) y tratar de entender las equivalencias, lo que nos quiere enseñar. Es una lección apabullante.

Si proseguimos con su obra y con su vida, la vida de un profesor escritor, elegante y culto, con voz firme, con trazo seguro, sentimos que la historia se tuerce cuando es diagnosticado de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) y su musculatura comienza a atrofiarse como un árbol que se seca. Desde entonces tuvo que trabajar al dictado, repasando sus diarios de toda una vida para lograr publicarlos al fin (era un proyecto necesario desde años atrás, parte fundamental de su obra madura): “Diarios de Emilio Renzi. Años de formación” (2015) y “Diarios de Emilio Renzi. Los años felices” (2016). 

Al final se volvió realidad el cuento kafkiano donde el señor que esconde la mano está ocultando una garra que lo convertirá en pájaro. También en su novela “Respiración artificial” de 1980, una delirante crónica de la Argentina, aparece un personaje, Luciano Ossorio, un ex senador condenado a una silla de ruedas por un tiro que le alcanzó la columna vertebral muchos años atrás y en una conversación con el joven Emilio Renzi lamenta que ya no puede escribir:

“(…) yo mismo dicto porque no puedo escribir. Porque debo decirle que ya no puedo escribir. Mis manos, ¿ve?, son garras; yo soy el albatros, mi vuelo es plácido sobre las riberas del cimetière marin, pero en la altura mis dedos se han transformado en las garras de ese pájaro que sólo puede posarse sobre el agua, sobre la roca que sobresale en medio del océano. Ya no puedo escribir, con estas manos ya no puedo escribir, he perdido> dijo, <la elegancia sacerdotal de mi letra manuscrita. Sólo mi voz persiste, cada vez más parecida al graznido del pájaro; sólo mi voz persiste y con ella dicto mi respuesta a los mensajes que recibo. Pero ¿a quién? Solo, aislado, haciendo equilibrio con las alas sobre esta roca, ¿a quién podría yo dictarle mis palabras?>”


Ricardo Piglia es disciplina, pasión e inteligencia. Yo seguiré leyéndolo, mis dedos acariciarán sus palabras, golpearán levemente mi kínder, pasarán hojas de papel para repasar, para absorber lo que pueda, aquello que me llegue, que me esté permitido. 

Antes de volverse pájaro y volar Piglia dejó las palabras y todas las claves que pudo para ayudarnos a continuar, a avanzar, a no repetir, hasta que la garra devore toda integridad.