“¿Qué dice usted, messere?
-Bueno,
son hombres como todos… Les gusta el dinero, sin importarle de qué estuviera
hecho: de cuero, de papel, de bronce o de oro. Bueno, son frívolos…, pero ¿y
qué?, también la misericordia pasa a veces por sus corazones… Hombres
corrientes, recuerdan a los de antes sólo que a estos les ha estropeado el
problema de la vivienda…: Póngale la cabeza.”
“Odio
la novela y tengo miedo. Estoy enfermo, tengo miedo”.
“-Entonces,
¿qué dijiste? -preguntó Pilatos-. ¿O me vas a contestar que has olvidado tus
palabras? -pero el tono de Pilatos no expresaba ya esperanza alguna.
-Dije,
entre otras cosas -contaba el preso-, que cualquier poder es un acto de
violencia contra el hombre y que llegará un día en el que no existirá ni el
poder de los césares ni ningún otro. El hombre formará parte del reino de la
verdad y la justicia, donde no es necesario ningún poder.”
“-No
estarás bien a mi lado y no quiero que mueras conmigo.
- ¿Es
la única razón? -preguntó ella, acercando sus ojos a los míos-.
-La
única.
Se
animó muchísimo, me abrazó, rodeándome el cuello con sus brazos y dijo:
-Voy
a morir contigo. Mañana estaré aquí.”
Estos
son fragmentos de “El maestro y Margarita”, la novela madre de Mijaíl Bulgàkov,
(escritor, dramaturgo y médico) quien desarrolló su producción en la época
soviética, especialmente con Stalin. En este inmenso libro estuvo trabajando su
autor desde 1928 hasta su muerte en 1940. No fue sino su viuda, Yelena
Sernéyevna quien logró que se publicara a finales de los años sesenta.
Autor
proscrito que sin embargo no sufrió ningún daño físico, no fue llevado de su
casa, no conoció Siberia pero se le impidió cualquier desarrollo de su
actividad pública, sus obras cayeron en el olvido y sufrió la crítica bruta y
soez de la censura. Con todo esto y conociendo el amor incondicional de su
tercera mujer se dispuso a lograr una hazaña, realizar esta novela. Nada que yo
pueda contar aquí puede sustituir el asombro de leer “El maestro y Margarita”,
es una novela múltiple que se caracteriza por ser como las grandes obras,
inclasificable y difícil de explicar sin omitir prácticamente todo lo importante.
La novela comienza con la visita al Moscú soviético del diablo (Voland) y su séquito -lo que construye capítulos trepidantes de cordura mezclada con disparates-, la intervención diabólica produce una especie de justicia divina, a los hombres bien asentados en la sociedad se les descabala la vida al entrar en contacto con estos personajes siniestros y enloquecen. La locura tiene un lugar significativo en esta obra, es la piedra angular del hombre ante lo absurdo, lo feroz, lo injusto y ante el horror.
Pero
la novela es en sí más novelas, el maestro es un historiador que ha escrito una
novela sobre Poncio Pilatos, Margarita es su amante, una mujer culta e
inteligente enamorada del maestro, ella conoce la calidad de la novela que ha
escrito pero su publicación parcial en una revista desata las críticas más
extremas de los críticos más famosos del Moscú comunista, detrás de esas
críticas están la censura y el poder, el maestro siente el miedo más profundo
que le lleva a la destrucción psicológica.
Para mí los fragmentos más inolvidables del libro están en los capítulos sobre Poncio Pilatos y Josua Ga-Nozri (Jesús de Nazaret), cada palabra pesa, cada palabra tiene que tenerse en cuenta, la conversación que queda incompleta entre los dos por los siglos de los siglos es maravillosa. Además es en esta parte del libro donde aparecen las referencias a los métodos del poder para hacer desaparecer a Judas de Kerioth, el delator, Afranio, el jefe del servicio secreto controla con naturalidad toda la ciudad y a sus habitantes, otro capítulo interesante.
Finalmente,
“El maestro y Margarita” es también un viaje nocturno y mágico que realiza
Margarita por amor, volando desnuda como una bruja al encuentro de Voland para
presidir el baile de Satán y así salvar a su amado, es como el viaje de Alicia en el país
de las maravillas pero para adultos, más oscuro y soviético.
El maestro y Margarita es una novela inabarcable, un clásico del siglo XX que fue construido desde el empeño absoluto de un artista señalado con el dedo y apartado. La buena literatura crece donde el alma del artista se empeña por sobrevivir aunque las condiciones de vida sean poco propicias. Larga vida a la literatura.
“El maestro y Margarita” es un libro brutal.
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