domingo, 19 de mayo de 2024

El sonido del fuego de Yordanka Almaguer


            Los personajes humanos de este libro, “El sonido del Fuego” de Yordanka Almaguer, pasan de puntillas sobre una vida que no entienden y se aferran a su instinto para poder seguir siendo. Sin embargo la vida se les transforma siempre a través de las fuerzas naturales como el fuego o el viento.

De la literatura latinoamericana siempre me ha maravillado la capacidad de sus autores de traspasar la barrera de la muerte como si fuera (como seguramente es) una simple puerta que puede atravesarse de ida y vuelta, un corredor circular, más o menos concurrido, de gente que camina.

En este libro de Yordanka el fuego es una consciencia infinita y el árbol (la ceiba) es el útero protector de todos los desvalidos, los perdidos, los niños desprotegidos, los incomprendidos, los que necesitan redimirse, y los humanos somos esos desvalidos, perdidos e incomprendidos que buscamos protección.

El libro juega desde el posmodernismo más coloquial, contando la vida de personajes poco convencionales, con sus vidas difíciles enfrentándose a su propio destino hasta el realismo más mágico y provocador que desestructura la lógica del discurso lineal. Eusebio, la abuela, Ana Angélica, Paola, Irene, Alejandra, Mateo, son personajes que buscan satisfacer sus deseos y seguir su senda, que se preguntan y buscan porqués y sienten la necesidad de encontrar consuelo. No todos viven en un mismo tiempo y unos viven como continuación de otros.

No es un libro fácil y me emociona de él recordar el poder aglutinador del personaje árbol (la ceiba) y el poder descomunal e incomprensible del personaje fuego. Los protagonistas humanos mortales se muestran muy humanos y resulta muy fácil empatizar con ellos.

Veo esta novela como un camino que Yordanka ya comenzó con su otra propuesta también editada por Niña Loba Editorial “La mujer de los pájaros”, donde el pasado y el futuro convergen en una necesidad imperiosa de sentir y de comprender la vida. Cada vez me convence menos suscribir la vida entre dos etapas lineales, el Nacimiento y la Muerte, por eso es un gozo ver como otros escritores llevan a cabo la ruptura de las cadenas de estas dos barreras temporales con solvencia.

El sonido del fuego es bellísimo y ancestral, como la vida. Sus personajes son hojas que lleva y trae el viento, sople por donde sople.

Yordanka sigue mostrándonos otros caminos literarios a ingenuos -acotados por las patas- como yo. Buena lectura para hacer pensar, además de ser una lectura llena de preguntas. 

Os dejo con sus palabras:

“Al final la vida es solo eso, un insecto efímero que a muchos les parece hermoso porque aparenta fragilidad; pero, como todo lo que tiene boca, vive por ella y para ella. Como el fuego que se mantiene hambriento y necesita su hambre para transformarse, necesita tragar para vivir: o sea, matar. Y existen muchas formas de matar, aunque pocas de ellas impliquen mancharse de sangre las manos”.

“Los muertos florecen a nuestro alrededor a la misma velocidad en la que se marchitan los vivos”.

“Si dejo de temblar de frío y de sentirme asustada por la oscuridad de la tierra, si dejo de creer que me convertiré en una semilla podrida y nunca podré mirar otra vez la cara al sol, si miro a la ceiba con detenimiento, puede que descubra el ojo por donde los otros entran y salen; siempre que halle la fuerza necesaria para eso.”



2 comentarios:

  1. Es un placer descubrir a lectoras como tú. ¡Muy agradecida!

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  2. ¡Hermosa reseña como no podía ser de otro modo tratando de un libro de Yordanka! bravo! yo aún tengo que leerlo, a ver si me centro un poco más en la lectura que llevo una racha... Abrazos.

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