Es
la primera vez que leo a Eduardo Halfon (1971). Biblioteca Bizarra, un pequeño libro muy propio y muy íntimo. Lo
personal da paso a lo universal, la anécdota vivida a la gran literatura.
Eduardo
mezcla vida y literatura con sobriedad y atrapa al lector sin
grandes alardes, lo emociona.
El
libro está compuesto por seis crónicas literarias y personales, muy intensas y
que se disfrutan palabra por palabra. Yo resalto aquí la crónica llamada: “Los
desechables” de apenas diez hojas; una conferencia con un grupo de desposeídos,
de personas sin hogar del Bronx de Bogotá donde se cuenta la heroicidad de un
hombre, Óscar Javier Molina, un voluntario, un exdrogadicto colombiano que
vivió para salvar a otros. La forma, lo que intercala el relato no puedo describirlo, está todo en el libro, las
palabras en su sitio, las mías sólo sirven para ofrecéroslo sinceramente.
Las otras crónicas, igual de intensas son: "Biblioteca Bizarra", "Halfon Boy", "Saint_Nazaire", "La Memoria Infantil" y "Mejor no andar hablando demasiado", todas a camino entre la autobiografía, la memoria, la memoria literaria y la historia guatemalteca y universal.
Las otras crónicas, igual de intensas son: "Biblioteca Bizarra", "Halfon Boy", "Saint_Nazaire", "La Memoria Infantil" y "Mejor no andar hablando demasiado", todas a camino entre la autobiografía, la memoria, la memoria literaria y la historia guatemalteca y universal.
La
editorial que ha traído esta obra a casa es Jekyll and Jill, de quien ya he hablado aquí en otra ocasión y que como siempre ha
sacado un producto exquisito que contiene pequeñas sorpresas y mucha
profesionalidad. Gracias por darnos a conocer a este Guatemalteco estadounidense
traductor, escritor y observador preciso. Es necesario leerlo más.
Os
dejo con un fragmento:
“El
humo del diablo, dijo, y a mí se me ocurrió, viendo cómo le colgaban la camisa
y el pantalón de lona, que estaba vestido con la ropa de alguien más grande y
más gordo, o que tal vez ésa sí era su ropa pero todo él se había convertido en
una osamenta de lo que algún día fue. Así le dicen al basuco, dijo. El humo del
diablo. Yo tenía quince años cuando alguien del Bronx me lo presentó, dijo, y
ahí me quedé.”
Yo acabo de leerme Duelo por consejo de mi hermano y opino lo mismo.
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